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domingo, 24 de agosto de 2014

Sylvia Plath

         Si en la actualización anterior hablaba de Anne Sexton, poetisa norteamericana, en
Sylvia Plath, poetisa norteamericana
esta ocasión se trata de de Sylvia Plath, amiga íntima de ésta última, colega suya y que también cultivó la llamada poesía del confesionismo,  además de ser otra escritora suicida que se suma a la larga lista de aquellos escritores que decidieron un día poner fin a sus vidas, por uno u otro motivo.



            Sylvia Plath, una vida desafortunada.


            Nacida en el barrio de Jamaica Plain, de  Boston,  EE.UU., el 27 de octubre de 1932. Hija de un profesor de universidad, considerado un experto en el área de la entomología que falleció en 1940, cuando Sylvia contaba sólo ocho años, muerte que la traumatizó.
            Desde muy pequeña, Silvia demostró sus capacidades poéticas, escribiendo a los 8 años su primer poema. Al fallecimiento de su padre siguió con su actividad poética, publicando poemas y cuentos en varias revistas estadounidenses lo que le proporcionó una cierta popularidad.
            Su inestabilidad nerviosa la llevó a cometer su primer intento de suicidio cuando era estudiante en la Universidad Smith College (Massachusetts). De su afección psicológica fue tratada en el Hospital McLean. Tras el tratamiento recibido tuvo una evidente mejoría y pudo graduarse con honores académicos en 1955.
            Marchó a la Universidad de Cambridge, después de obtener una beca Fulbright, y allí continuó con su actividad de creación poética, publicando ocasionalmente sus trabajos en la publicación universitaria Varsity. En dicha Universidad conoció al que sería después su marido, el poeta inglés Ted Hughes, con el que contrajo matrimonio el 16 de junio de 1956.
            El matrimonio se instaló en Massachusetts (Estados Unidos) en 1957, y residieron allí durante más de dos años, en los que Sylvia Plath daba clases en el Smith College. Más tarde se instalaron en Boston, ciudad en la que Silvia participó en los seminarios impartidos por Robert Lowell, en los que conoció a Anne Sexton y que tuvieron una fuerte influencia en su obra.
            El matrimonio volvió al Reino Unido al saber que Silvia estaba embarazada, residiendo primero en Londres y, más tarde, se instalaron en Nort Tawton, una pequeña localidad en Devon. Fue allí donde publicó su primer poemario titulado El coloso, en 1960. El embarazo no llegó a su fin, pues abortó en febrero de 1961, tema al que se refieren algunos de sus poemas posteriores. El matrimonio entró en crisis y se separó provisionalmente durante menos de dos años después de tener su primer hijo, por la infidelidad de Hughes con la poetisa Assia Wevill, aunque también la influencia de Olwyn Hughes, hermana de Hughes, parece que fue decisiva.
            A raíz de su separación, Silvia volvió a Londres con sus dos hijos, instalándose en un piso en el que había vivido el famoso poeta W.B. Yeats, cuestión ésta que la fascinaba y que le parecía un excelente augurio en pleno proceso de divorcio.
            La separación matrimonial y sus secuelas la desestabilizaron aún más, por lo que el invierno de 1962 fue especialmente duro para su frágil situación anímica. El 11 de febrero de 1963, sola, desesperada y con escasos recursos económicos, se suicidó asfixiándose en el horno de la cocina, encendiendo el gas, aunque se preocupó de que a sus pequeños hijos no les sucediera nada, tapando todas las rendijas para que no les llegara el gas letal mientras dormían. Sus restos fueron enterrados en el cementerio de Heptonstall, West Yorshire.
            A pesar de que su inestabilidad mental y nerviosa parecía provenir de la muerte de su padre de la que nunca se recuperó, sin embargo todo apunta a que padecía realmente un problema mental tan grave como es el trastorno bipolar que en la actualidad se trata con éxito con la farmacopea.
            La tragedia parecía no haber terminado con su muerte, porque su hijo, Nicholas Hughes Plath, fue siempre introvertido y solitario, maníaco depresivo  que nunca se casó ni tuvo hijos, por lo que buscó una vida retirada como profesor en la Universidad de Alaska Fairbanks, siguiendo la trágica senda suicida de su madre, puso fin a su vida, el 16 de marzo de 2009, en Alaska, poniendo así en evidencia la triste fatalidad biológica heredada.
            Sylvia Plath y Anne Sexton, son dos mujeres reconocidas como las principales exponentes de la poesía confesional, movimiento literario que iniciaron Robert Lowell y W.D. Snodgrass.
            La obra de Sylvia fue editada a su muerte por su ex marido, Ted Hughes, que se encargó de supervisar y editar sus manuscritos, aunque destruyó el último volumen del diario de Plath que hablaba del tiempo que pasaron juntos, lo que le mereció muchas críticas, especialmente desde el sector feminista.
            En la última recopilación que realizó Hughes de los poemas de Plath, con el título de Cartas de cumpleaños, éste rompe su silencio sobre su ex mujer y habla con absoluta franqueza, aunque lo hace sin un ápice de disculpa por sus opiniones. Hay que destacar las continuas controversias que ha suscitado la posible influencia de Hughes en la obra de su esposa, por el que mantuvo siempre una gran admiración como poeta, incluso después del divorcio.
            En toda la obra de Plath, tanto en El Coloso (1960), como en Ariel (1965) su mejor poemario que parece decantarse aún más hacia el confesionismo, se percibe un estilo personalísimo y muy cuidado, además de su poesía posterior muestra su obsesión por la muerte y un acusado ensimismamiento. En su novela, La campana de cristal (1963), publicada con el pseudónimo de Victoria Lewis, y protagonizada por la joven Esther Greenwood,  alter ego de Sylvia Plath, a través del monólogo interior realiza una sincera descripción de  la depresión y el declive psicológico, y que por ser una obra semi-autobiográfica, indica que  dichos trastornos psicológicos parecen provenir de la temprana muerte de su padre que nunca superó y también fue alimentada por los múltiples desengaños y su sempiterna mala relación con  los hombres. Aunque dicha obra es una novela, tiene un ritmo poético y una carga de doloroso cinismo que no deja indiferente.
            En 1982, se le otorgó el Premio Pulitzer póstumo por  sus Poemas completos.
            La escritora  Sylvia Plath tuvo un reconocimiento que la mujer no consiguió nunca en su vida personal. Como su amiga Anne Sexton, con la que hablaba continuamente del suicidio como una posibilidad que tentaba a ambas, y que siempre estuvieron marcadas por la temprana muerte de sus progenitores que las dejó al borde del colapso nervioso, trauma que nunca superaron ninguna de las dos y que arrastraron en sus continuas depresiones y crisis nerviosas, acrecentadas por su fracaso como esposas y madres, en sus vidas de mujeres que querían ser reconocidas en los planos profesionales y personales, consiguiendo sólo en el primero el éxito que en el segundo se les negaba, en una sociedad tan sumamente clasista y conservadora como era en la que vivían y que terminó por asfixiarlas con sus convenciones, prejuicios, tabúes y, especialmente, con la incomprensión de los hombres que fueron sus compañeros y maridos que terminaron por abandonarlas después de haberlas humillados con sus infidelidades.
            Cuando ambas eligieron el gas como arma letal -Anne Sexton encendiendo el motor del coche dentro del garaje cerrado, y Sylvia Plath metiendo la cabeza en el horno de la cocina-, ya estaban muertas anteriormente, de soledad, desamor y abandono. El gas sólo fue el anestésico para tanto dolor e impotencia que puso fin a unas vidas en las que todo parecía invitarlas a morir, entre los aplausos de sus lectores y la indiferencia de quienes, los más íntimos, no supieron comprender el enorme caudal de creatividad, imaginación y belleza que ambas tenían y que terminó por asfixiarlas al ver el contraste que sus pobres vidas personales les ofrecían.


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