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Anne Sexton, poetisa norteamericana, Premio Pulitzer 1967 |
Introducción:
Siguiendo con el ciclo de los
escritores suicidas, en esta ocasión vamos a tratar de la figura de Anne
Sexton, la poetisa norteamericana que fue una de las figuras literarias de la
década de los sesenta, y también un ejemplo de quien por no poder soportar sus
problemas conyugales, su alcoholismo, su insatisfacción y sus propios demonios
interiores, decidió morir un día en el que en el binomio vida/muerte que
siempre le había atraído, ganó la partida la muerte.
Anne Sexton
por Ana Alejandre
El 1 de abril de 2013 llegó a las
librerías el volumen de las obras completas de anne Sexton, con más de 1.000
páginas, editado por la editorial Liento Poesía, y traducidas por José Luís
Reina Palazón. Obra imprescindible que nos trae toda la poesía de una mujer que
vivió queriendo morir y murió por no haber sabido vivir.
Pero
¿quién fue Anne Sexton?
Anne
Sexton, poetisa estadounidense, cuyo
verdadero nombre era Anne Gray Harvey, nació en Norton, (Massachusetts) el
9 de noviembre de 1928, en el seno de una familia burguesa,
pues su padre era un acomodado fabricante de lanas. La familia vivía siempre
en barrios residenciales de Boston,
acordes con su desahogada situación económica.
La
inestabilidad psíquica la acompañó desde el nacimiento de su primera hija, en
1954, -fruto de su matrimonio, celebrado en 1948, con Alfred
Muller Sexton II, conocido por el pseudónimo «Kayo»-, debida a la
depresión postparto, por lo que inresó en el hospital Westwood Lodge. De su
matrimonio nacieron dos hijas: Linda Gray Sexton (1953),
que con el transcurso de los años se haría novelista, y Joyce Sexton (1955) y
después del nacimiento de su segunda hija, sufrió una segunda recaída depresiva
y tuvo que ser nuevamente hospitalizada, mientras sus hijas eran enviadas a
vivir con sus abuelos paternos. El día de su cumpleaños de ese mismo año,
intentó suicidarse.
El psiquiatra que la atendía, el
doctor Martin Orne, le recomendó que
escribiera poesía por su desbordante imaginación y sensibilidad poética, por lo
que se unió al grupo de poetas del taller que dirigía John Holmes en 1957, al que asistían el grupo que formaban poetas
como Maxine Kumin -con quien mantuvo una restrecha amistad hasta el final de
sus días y con quien escribió cuatro libros infantiles-, Robert Lowell, George
Starbuck y Sylvia Plath.
A partir de entonces empezó a
publicar sus poemas en publicaciones periódicas como las prestigiosas New Yorker, Saturday
Review o Harper's Magazine.
El poema Heart's Needle (La aguja del corazón), de W.D. Snodgrass, le
sirvió de inspiración para escribir The
Double Image (La doble imagen) que
trata sobre las relaciones entre madre e hija.
Más tarde empezó a dirigir sus
propios talleres de poesía en Boston College, el Oberlin College y la Colgate
University.
Su obra poética destaca por la visión intimista de la angustia existencial que revela en ella, porque en sus
poemas la condición femenina se muestra como tema central, pero también utilizó
el estilo "confesionista", es decir, basado en la propia experiencia
vital, con temas tan cotidianos y recurrentes en la vida de cualquier mujer
como es el aborto, la menstruación y la experiencia de la drogadición, lo que
fue muy criticado en su momento, por salir del convencionalismo social de la
época. Pero su poesía no podía reflejar otra cosa que el remolino existencial,
la tempestad interior que la sacudía entre los asuntos domésticos, su vocación
poética, los deberes maternales, la drogadición que sufría y asumía por su
alcoholismo crónico, los problemas conyugales que la llevaron al divorcio, en
la década de los 70, y su inestabilidad emocional y nerviosa.
A pesar de todo ello, fue
una poetisa reconocida en su trayectoria, premiada y becada. Llegó a ser
profesora titular de la Universidad de Boston -a pesar de haber abandonado los
estudios cuando se casó-, Premio Pulitzer, en 1967, por su tercer libro Vida o muerte, y también miembro del
Jurado de dicho premio.
Su estilo intimista, confesional, la
alzó a lo más alto de la fama literaria. Su atrativo físico, pues era alta y
delgada, de expresivos y grandes ojos azules, su sensualidad innata y magnética
que atrapaba a quien estuviera con ella, además del apasionamiento de sus
poemas, de los temas tabúes para su época que trataba: el sexo, el cuerpo femenino
y sus más recónditos secretos, el erotismo más descarnado y la pasión
atormentada de una vida que no encontró la felicidad anhelada, porque su marido
acabó abandonándola por otra mujer, lo que la desestabilizó totalmente.
Se suicidó en Boston, el 4 de
octubre de 1974, inhalando monóxido de carbono, encerrada en el garaje de su
casa, deprimida y sola, pero protegiendo a sus hijos para que no resultaran
dañados por su fatal decisión, le puso punto y final a una existencia marcada
por la depresión, a pesar de su deseo de vivir, la pasión por el arte y por la
vida, pero con una extrema sensibilidad que le hacía vibrar demasiado
intensamente al lado de quienes estuvieron a su lado y no supieron comprenderla
ni amarla como necesitaba, lo que queda reflejado en los 18 libros de tipo
confesional que escribió antes de morir.
Fue
en 1991 cuando se supo que su psiquiatra durante ocho años, le había dado a un
biógrafo todos sus archivos médicos, entre los que se encontraban 300 cintas
magnetofónicas grabadas durante sus sesiones terapéuticas con ella. Dicha
cesión la aprobó la hija de Sexton que
era su albacea literaria, aunque cuando se hicieron públicas dichas cintas y
sus contenidos, se produjo un gran escándalo porque rompía los esquemas de una
sociedad pacata como era la estadounidense de aquellos años. En España se publicó
en 1996 su obra El asesino y otros
poemas.
Sus
restos se hallan en el cementerio-crematorio de Forest Hills a las afuera de
Boston, ciudad en la que vivió, sufrió y amó, sintiéndose en todo momento fuera
de lugar y una extraña para los demás y para sí misma, por su extrema
sensibilidad que le hizo escribir sus propias intimidades que nunca fueron
comprendidas ni aceptadas por sus coetáneos, sintiendo el rechazo en los demás,
quizás los más próximos, que ella misma sentía hacia una vida que la desbordaba
y de ahí tuvo que vivir en ese
equilibrio fatal siempre a caballo entre la dualidad vida/muerte, título de su
poemario que le dio fama y el premio Pulitzer, aunque terminó venciéndola la
muerte en la lucha que mantuvo en un difícil duelo que siempre supo que tenía
perdido de antemano.