Emilio Salgari |
Continuamos con el ciclo de
escritores que se han suicidado que se inició con Horacio Quiroga, quienes a
pesar de la fama, el éxito conseguido en su trayectoria literaria, eligieron
voluntariamente despedirse de este mundo de diversas formas, acosados por la
desgracia personal o familiar, las deudas, las adicciones o los conflictos
sentimentales. Los hay, también, que el motivo para suicidarse fue que la vida
había perdido sentido, acorralados por el hastío existencial y la falta de
estímulos para seguir viviendo.
Continuamos con Emilio Salgari, el escritor mundialmente conocido, autor de
innumerables novelas de aventuras, que decidió poner fin a su vida acosado por
la ruina económica y la desgracia familiar.
Emilo
Salgari, un escritor que se hizo el harakiri
El suicidio de un famoso diseñador
de trajes de novia español, sumido en una profunda depresión, apuñalándose en el vientre hasta morir, trae
a la memoria a escritores que han utilizado el harakiri (en japonés significa
"abrirse el vientre"), es una forma japonesa de suicidio ritual
basado en el destripamiento, cuyo origen feudal estaba reservada a los nobles
guerreros o samurais para evitar el deshonor causado al ser capturados por el
enemigo. Después, se convirtió en una
forma indirecta de ejecución, por la que cualquier noble que hubiera recibido
un mensaje del micado (o mikado,
nombre tradicional dado al Emperador) en
el que se le comunicaba que debía morir por el bien del Imperio, se hacía el
harakiri. Más tarde, fue practicado dicho método por suicidas de todas las
clases sociales.
Emilio
Salgari (1862-1911) es el triste
ejemplo de un hombre vencido por la desdicha, a pesar de su extensa obra
literaria, pues es autor de 82 novelas de las que se tiene certeza de su
autoría, aunque pueden ser más y se supone que escribió más de 200 obras.
Entre 1881 y 1883 no se sabe nada de
él, pero este lapso de tiempo del que se desconoce su quehacer, le sirvió de
pretexto para escribir sus innumerables novelas de aventura, en las que quería
imprimir un tono casi autobiográfico, aunque la verdad es que sus narraciones
son fruto de una constante e intensa labor de biblioteca.
Empezó a ser conocido cuando publicó,
con gran éxito de público, las 150 entregas de El Tigre de Malasia, publicadas en La Nuova Arena, en formato libro, con el título de Los Tigres de Mampracem que es su obra
más famosa. Es autor también de obras tan
conocidas y dirigidas a un público juvenil como Sandokán, El Corsario Negro y El León de Damasco, entre otras muchas que
han gozado de enorme popularidad. Sus mejores obras están agrupadas en ciclos
como los de los corsarios, los de la jungla o los del Oeste americano y los personajes creador
por Salgari son muy populares porque muchas de sus obras han sido llevadas al
cine con gran acogida por el público.
Sin embargo, toda su fama y
popularidad no fueron acompañadas de una vida afortunada y, como el escritor
Horacio Quiroga, su vida se vio envuelta en continuos problemas de índole
económica y familiar.
Aida Peruzzi, esposa de Salgari |
Su precaria situación económica y la
enfermedad de su esposa, Aida Peruzzi, que fue ingresada en un sanatorio
mental, el de Collegno, cerca de Turin, en 1911, abatida por los continuos
problemas económicos que sufría la familia compuesta por el escritor, su mujer
y sus cuatro hijos. El
internamiento de su esposa se
produjo seis días antes de que Emilio Salgari decidiera poner fin a su vida con
el método del harakiri, completamente sumido en una profunda depresión a causa
de la enfermedad de su mujer, los problemas económicos que sufría desde hacía un tiempo y la
responsabilidad de cuidar a sus cuatro
hijos solo, sin la ayuda de su esposa.
También influyó en su decisión su propio carácter vitalista, soñador y
apasionado, la sensación claustrofóbica de hallarse prisionero de las penosas
circunstancias que le rodeaban y la imposibilidad de volver a vivir con la
intensidad de años atrás.
La víspera de su suicidio describe
su lamentable estado anímico, su angustia, en el libro que escribía Mis memorias y describe el tormento
psicológico y anímico en el que se ha sumido después del internamiento de su
mujer.
Al día siguiente, de madrugada, se
dirige hacia los alrededores de Turín que conocía bien y su familia, y se hace
el harakiri con un cuchillo que pudiera ser un kris malayo, además de cortarse el cuello, y queda allí, esperando
así la muerte que le llega al desangrarse, cuando sólo tenía 47 años.
Deja dos cartas, una dirigida a su
editor y otra a sus hijos. En la primera describe el motivo que le ha llevado
hasta esa terrible decisión:
"Vencido
por mis desdichas, reducido a la miseria a pesar del enorme volumen de mi
trabajo, con la mujer loca en el hospital, sin poder pagar su pensión, me
suprimo. Creo que con mi nombre me merecía otra fortuna y otra muerte".
A
sus hijos les pide que soliciten que lo entierren de caridad por estar
completamente arruinado. La herencia que les deja no sólo es la completa ruina
económica, la soledad desamparada, sino el mal ejemplo de su propia muerte, lo
que algunos de sus hijos harían años más tarde, siguiendo la trayectoria
suicida del padre, y otros morirían por la fatalidad que acompañaba desde
siempre a la familia.
Retrato de familia |
Su mujer fallece pocos días después
de la muerte de Salgari. El destino fatal de sus cuatro hijos con nombres de
protagonistas literarios, también se cumple: Nadir, el hijo mayor, muere en un
accidente de tráfico cuando se estrella su motocicleta contra un tranvía.
Fátima, la única hija, muere víctima de la tuberculosis en un hospital, cuando
era muy joven. Romeo, otro de sus hijos, dispara contra su mujer, en un ataque
de celos, y después se suicidó. Omar, el más pequeño, que siguió sus pasos
literarios y escribió más de 40 obras inspiradas en escenarios y personajes de
su padre, se suicida arrojándose desde la ventana de su piso de Turin.
Una vez más, el destino de un hombre
como Salgari que conoció la fama, el éxito y el amor, se vio finalmente
truncado por la ruina y la desgracia familiar, dejando tras de sí un triste
legado de dolor, depresión y miseria que recibieron sus hijos, y que éstos
cumplieron, poco después de su muerte, de forma inexorable, como si todos los
miembros de su familia hubieran estado marcados por un aciago destino.
2 comentarios:
Muy triste la desdicha de este gran autor, engañado por las editoriales y de desdichada vida familiar tus lectores jamas te olvidaran te has ganado la inmortalidad Salgari.
Muy triste la desdicha de este gran autor, engañado por las editoriales y de desdichada vida familiar tus lectores jamas te olvidaran te has ganado la inmortalidad Salgari.
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